Hoy quiero compartirles la historia de cómo empecé Florinda y cómo planeo seguir…
Julio 2015 – En ese momento trabajaba en una oficina.
Me divertía bastante porque trabajaba con amigas, pero me faltaba algo. Sentía que pasaba todo el día entre cuatro paredes haciendo cosas que no tenían ningún sentido para mí. Mirando la pantalla de la computadora toooodo el día, todos los días.
Un día que no había tanto trabajo me puse a reflexionar sobre mis días laborales…
Me pregunté cómo sería el lugar en dónde me gustaría pasar el día de trabajo… y empecé a hacer una lista.
Soy muy de las listas! (Creo que lo aprendí de mi amiga, hermana del alma, que tengo la suerte de tener. Ella para todo hace una lista. Desde muy chicas. Hasta para las cosas que no quiere olvidarse de contarme.)
Hace unos años ya, que antes de encarar cualquier cambio, hago una lista. Anoté todas las cosas que amo hacer… de tanto escuchar que uno tiene que hacer lo que ama… le dí para adelante con esa lista confiando en que de alguna manera terminaría entendiendo cual sería el trabajo para mí. Por que el que tenía sin lugar a dudas NO LO ERA. Radicalmente claro.
Empecé anotando: Café! Sí, mi primer palabra fue café jaja. Amo el café, y siento que no podría haber hecho ni la mitad de los esfuerzos que hice en la vida sin antes tomar un buen café. Así que literal, “coffee first”.
Yo sentada en la naturaleza, contemplándola, con un rico café… logro la felicidad. Sin más. Cada vez.
Por lo que mi lista siguió: naturaleza, plantas, libros, un buen sillón, almohadones y mantas.
Qué más?… Algo rico para comer, siempre!
Amigos, conversaciones interesantes. Compartir!! Otra simpleza que me hace ser feliz.
Películas! Al aire libre dentro de lo posible, ya que estamos pidiendo… proyecciones de películas inspiradoras. Música. Relajante y divertida…
Ella básicamente hizo una lista de todo lo que ama hacer los fines de semana y en su tiempo libre y de ahí en más intentó convertirlo en un trabajo je
Cuando terminé la lista, la miré… y así cómo les cuento… sin ningún conector demasiado lógico, desee: “Quiero ser dueña de un vivero muy lindo que tenga un pequeño y hermoso café!”
Inmediato y fugaz. Así lo vislumbré en julio del 2015.
A decir verdad… seguí un poco más que eso: “Y también tiene que tener una biblioteca… pero donde también se alquilen libros, porque amo alquilar libros. Tendría que tener una terraza en donde pueda poner un proyector, tirar mantas, alfombras, almohadones… y proyectar películas.” Sí, definitivamente podría pasar todo el día en un lugar así, trabajando feliz.
Ahora la pregunta era cómo hacer de eso un trabajo, un negocio.
Ese día, la idea quedó ahí.
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Me gustaría saber cuánto pasó entre esa tarde, esa lista, y lo que les voy a compartir ahora. Pero estoy segura que fue todo el mismo mes. Por eso siento que fue en julio. La próxima fecha sí que es literal:
Jueves 31 de Julio – Jueves en la oficina! Ya con un vacío existencial notorio. El lunes siguiente, 3 de agosto, era mi cumpleaños. Pasó algo que nunca voy a olvidar. Estaba en la oficina… y pensé… no puedo pasar mi cumpleaños acá adentro, es lo anti-yo.
Y bueno… dicen que hay que tener cuidado con lo que uno desea. O mínimamente estar listo para que se cumpla.
Ese día me fui a mi casa, y al otro día trabajé con la energía que da saber que se viene el sábado. Viernes! Faltaba 1hr para irme a mi casa, y yo claramente iba a pasar el 3 de agosto en ese trabajo monótono, vacío, carente de magias.
PEEEEROO… inesperadamente y sin previo aviso… me llamó el encargado de recursos humanos. Mi único miedo era que hubiese estado leyendo mi mente, porque todo lo demás estaba impecable y al día.
La empresa no estaba bien hacía un tiempo, y yo era la más nueva.
Subí, y me dijo que ya no iba a seguir siendo parte del equipo. Que lamentablemente no iba a trabajar más con ellos.
La cara de la persona que me lo estaba diciendo la recuerdo al día de hoy. Que feo debe ser despedir a alguien. La pasó mal. Yo era muy responsable y muy trabajadora y no había motivo alguno para que me despidieran.
Claro que lo que este buen hombre no sabía era que yo por dentro tenía una sonrisa inmensa. Lo vi tan mal que le conté. Le dije que no se sienta mal, que era lo mejor que me podía pasar.
Ese Lunes 3 de agosto, fui feliz. Y no pasé mi cumple en esas oficinas. Muchas cosas lindas y feas me han pasado desde entonces, pero jamás volví a sentir ese vacío.
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Tuve la suerte de que me indemnizaron bien, y de que en ese momento (porque se alinearon todos los planetas) tenía unos buenos ahorros. Y tomé la decisión de tomarme un tiempo para decidir qué quería hacer de mi vida laboral.
Ahora repasemos info que no dí aún, o sea que no sería un repaso salvo por el hecho de que va a ser veloz y sintético: Licenciada en Psicología, había trabajado toda mi vida en el rubro de la decoración y los eventos porque me divertía. Sentía que la clínica no era lo mío. Nunca me interesó trabajar en recursos humanos dentro de una empresa y tampoco veía otras opciones.
La carrera me gustó pero luego de recibirme había tomado la decisión de seguir con mi trabajo en eventos. Pensaba que la psicología tal cual la había estudiado no era lo mío. Lo sigo pensando. Pero, hoy en día veo otras opciones, cada día me interesa más la orientación vocacional, pero bueno en ese momento no.
Después de esta experiencia en la oficina, al rubro eventos no quería volver de manera full time porque me divertían pero no me apasionaba. No sentía que sacara lo mejor de mí. No estaban en mi lista.
Decidí explorar esa idea de mi trabajo ideal. Un vivero con un pequeño café y una biblioteca.
Era mi única pista, y decidí seguirla.
Sí señores, me estaba tomando mi idea “de una tarde aburrida en la oficina” MUY en serio y quería evaluar cómo llevarla acabo.
Siempre fui muy idealista y tengo una sola adicción: ser extremadamente positiva.
Así que creía y sigo pensando, que lo imposible sólo lleva más trabajo y más tiempo. Y me aventuré a emprender.
(Una vez más: porque a esa altura ya había emprendido en muchas cosas, pero ninguna terminaba de ser lo mío.)
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Cuando uno se decide, comienza la magia.
Y yo estaba decidida, así que la magia comenzó.
Me enteré que el gobierno de la ciudad daba unos cursos para emprendedores: BA Emprende.
Tenía ahorros, pero todo muy justo, así que todo lo que pudiera aprovechar gratuito… era lo que iba.
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Septiembre 2015 – Como siempre, distraída y apresurada me anoté “mal” !!!!!!
Me anoté en el curso de la sede de Córdoba y Uruguay (estoy inventando no recuerdo la dirección, pero por ahí), siendo que tenía una sede para hacerlo a 4 cuadras de mi casa en Nuñez!!! Cosa que me enteré mucho después.
Recordemos este error, por favor, porque vieron cuando uno se queja y la gente exclama “todo pasa por algo!” ?… bueno, es porque todo pasa por algo!
Mi distracción esa vez tuvo un sentido de ser.
Quiero hacer un paréntesis ACÁ.
Esto va a parecer que no tiene NADA que ver pero tiene un sentido, lo prometo.
Y el sentido básicamente es recordar la magia de la vida, la ley de la atracción, el poder del deseo, y los vericuetos de la mente.
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Tengo una sobrina de 30 años, fui tía a los 6 años. Es entre una hermana y una mejor amiga.
Tana de apellido y alma. Apasionada por la cocina y fan de Juliana López May entre otros. Por esas semanas me comentó que había participado de un sorteo de Juliana. Sorteaba su libro de recetas inspiradas en un viaje a Italia. Caro estaba deseosa de ganarlo. Hay gente decidida. Y luego esta mujer.
Unos días antes de que me tocara ir al curso de BA Emprende, me llama feliz y me cuenta que lo ganó. Y yo me acuerdo haber pensado que había ganado un sorteo a su medida.
Porque todo tenía que ver con ella.
Cierro paréntesis y sigo. Recordemos esto, y recordemos el error mío de anotarme en una sede que me quedaba bastante lejos, teniendo una a la vuelta de casa.
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Cuestión llega el momento de ir al primer día de curso. Y no me pregunten por qué camino al curso en el colectivo… de la nada, en ese tren de divagues mentales en el que uno entra mientras hace un viaje medianamente largo… recuerdo el sorteo que gano Caro. Y lo feliz que estaba. No habiendo ganado un sorteo en toda mi vida, luego de una vida de palitos de helado “seguí participando”, pensé: cuándo será el día en que yo gane algo, un concurso y qué será eso que yo tengo que ganar?
Esto lo pensé 10 minutos antes de llegar a Buenos Aires Emprende y sin ningún nexo lógico con lo que estaba pasando fuera de mi dinámica mente.
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Llego. Nadie se conocía con nadie. Momentos incómodos si los hay. Cada uno elige su mesa, nos sentamos y llega el tutor asignado. Había muchas sedes y muchos tutores. Y yo fui a dar con esa. No me acuerdo bien cómo fue pero me acuerdo que en la primera media hora se presentó y nos dijo: bueno han tenido mucha suerte de ser parte de esta sede y de este grupo porque entre ustedes va a haber un concurso. Y va a haber un ganador. Yo ya en ese instante, sin saber ni de qué se trataba, supe que era el concurso que iba a ganar. Porque minutos antes me había preguntado cual sería el concurso que tenía que ganar. Era todo MUY sincrónico. Lo supe.
Continuó diciendo que iban a elegir un proyecto de los presentados por nosotros y que el ganador iba a ganar una beca en la escuela de negocios del IAE, para poder desarrollar su idea.
Clarooo toda la seguridad que yo tuve en el primer instante, se me fue a la “otra punta del planeta”. Ni chances!
Mi mente empezó a invadirme con pensamientos negativos del tipo: “no seas ridícula Vivi, es imposible que vos ganes algo así”, “no te olvides que esta idea salió de la nada, un día de encierro en una oficina pero que no tenés idea de negocios” etc etc.
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Bueno empezó el curso. El curso me encantó! Fue buenísimo, me encantaban las clases, el tutor un genio, aprendí un montón.
Yo soy muy responsable desde muy chica y siempre fui demasiado obediente. Donde hay una consigna… ahí voy a estar cumpliéndola!
Hice todo lo que había que hacer. Seguí al pie de la letra cada clase. Me tomaba todo muy en serio.
La primer clase tuvimos que pasar al frente a presentarnos y yo tengo entre fobia y pánico de hablar en público así que casi muero, pero superado eso, estuvo todo muy bien.
Había proyectos súper interesantes. Cosas de tecnología, y aplicaciones, de esas que suenan muy escalables y millonarias. Y yo estaba ahí con la idea de mi vivero café.
Encima creo que en los primeros 15 minutos de curso ya nos dijeron que lo MÁS importante, el paso número UNO era detectar un “insight” del mercado y ofrecer una solución a eso. Es decir, detectar una demanda no satisfecha, una necesidad en el mercado, y darle una respuesta rentable.
Chau Vivi, todo al revés. Yo había detectado una necesidad MÍA! Re narcisista ella. Demanda? Oferta? Mercado? WHAAATTT???
Adiós concurso!
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Bueno, yo estaba decidida a tomarme esto todo muy en serio así que iba a ser todo lo que me dijeron. Consigna clara, manos a la obra. Encontrar un insight en el mercado. Armar un modelo de negocios, había que hacer algo muy simple y presentarlo en clase y a partir de eso elegían el proyecto ganador.
Convengamos que para mí era todo nuevo, y muy difícil.
Ahí pensé. El insight en este caso fue mío, personal… peeeeero si yo estoy con esta necesidad… por ahí hay gente con esta necesidad, así que vamos a descubrir un poco el mercado a ver que onda.
Entrar en pánico SIEMPRE, RENDIRSE JAMÁS ! jeje
Un tanto forzado, lo reconozco. Traté de que mi idea y mi necesidad encajará en algún insight del mercado del momento. Empecé a indagar por qué yo tenía esta necesidad y de qué manera la podía relacionar con la necesidad de algún grupo de personas (target) en el mercado. Y de esta manera poder armar lo que me estaban pidiendo.
Todos necesitamos más naturaleza en nuestras rutinas urbanas. Mucho cemento!
Fui detectando con encuestas y charlas, que somos muchos a los que nos pasa que nos sentimos entre cuatro paredes en la ciudad pero aún amamos vivir acá. Y agarré por ahí. Más espacios verdes en la ciudad. Pausas verdes que reparen. Más contacto con la naturaleza en nuestras rutinas urbanas diarias. Ahí está, esa era la propuesta de valor, para mi nueva marca.
Hasta acá les cuento hoy! Pero mañana sigo… porque agarré envíon… y los enviones hay que aprovecharlos!
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